Empezar con un seudónimo

Cuando empecé a escribir, no tenía idea de cuál era mi objetivo. Quizás tenía una idea —ser publicada tradicionalmente— pero eso no resultó. Mandé mi primer manuscrito a editoriales y agencias literarias y, durante los siguientes ocho meses, seguí escribiendo.

Para cuando se terminó mi paciencia (y acepté que quizás no iba a ser mi camino), había escrito las primeras cuatro novelas de The Five (A Full Moon’s Night, On the Run, A Failing Condition y A Personal Investigation) y ya tenía esbozadas dos secuelas más, además de tener varias ideas (que nunca llegaron a convertirse en tramas).

Sabía que podía seguir presentando el manuscrito, pero no quería. Lógicamente, los agentes literarios pueden tardar desde un mínimo de semanas a casi un año en contestar (diría que mi promedio de respuestas fue más o menos a los cuatro meses). No quería esperar, así que decidí empezar.

No sé por qué elegí un seudónimo (tal vez porque hacía que todo fuera más fácil o había menos atención sobre mis libros y sobre mí) — simplemente lo hice.

Y con eso decidido, investigué distintas opciones, pensé en cuánto podía invertir (casi nada) y tomé la decisión de autoeditarme a través de la plataforma de Amazon KDP.

Mirando para atrás, estoy contenta con las decisiones que tomé porque me permitieron aprender, equivocarme y darme cuenta de cómo hacer las cosas sin que nadie se enterara.

Desde probar distintos diseños de tapas, entender el formato y cómo vincular e-books, manejar el perfil de autor, preparar las páginas de Goodreads y algunas cosas más, hubo bastante que tenía que navegar y descubrir.

Mientras fue más que nada una experiencia para aprender, me ayudó a tener una idea más clara de cómo hacer algunas cosas y a reforzar mi confianza para, eventualmente, publicar con mi nombre.

¿Significa que no me equivoqué desde entonces? ¡Ja! Claro que sí, pero la práctica anterior me permitió saber lo suficiente sobre las distintas plataformas y sobre cómo hacer todo en la manera que mejor me resulta, de acuerdo a mis circunstancias y posibilidades.

Estoy bastante segura de que no soy la única que empezó con un seudónimo y sé que hay bastantes escritores que eligen uno por una variedad de razones — pero eso es para otro post de blog.

Moira Daly

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